espacio tiempo

foster catena, 15/5/2011


Las cosas que nos gustan nos excitan. Nos hacen intuir un mundo del cual nos sentimos cerca, pero del cual no estamos muy seguros cómo nos implica, cómo nos participa. La emoción nos lanza un poco por acá, un poco por allá y excitados intentamos reproducirlo, ensayarlo, practicarlo, habitarlo, conocerlo y hacerlo realidad. Intuimos que [ese mundo] tiene una forma y una sensibilidad, y existe una inquietud que consiste en conectar la una con la otra a nuestro modo: hacer nuestra versión y ocupar la parcela que nos esté destinada. Ya no nos importa mucho si es algo original, queremos conocer la forma de lo que sentimos y la sensibilidad que se corresponde con esas formas y entender la profundidad que creemos le es propia. Pero queremos además que tenga nuestra forma y que nazca del fondo de nuestras necesidades, del fondo de nuestras sensaciones. Que contenga el heroísmo y la humildad de nuestro caso: ja: nuestra comedia musical. Y nuestra comedia está hecha de todas las cosas que consumimos: imágenes, objetos, arte, naturaleza, amor, sonido, cinismo y mucha cultura pop. Por eso también intuimos que es universal y que nos excede, que nos comunica. Cada uno de nosotros es en definitiva un compuesto original que conjuga y sintetiza orgánicamente pedazos dispersos de cultura y recuerdos de vida en la cultura.

Esos pedazos nos dan una estructura: la vibración de una cuerda, el rebote de una pelota de básquet (con su imagen en alguna cancha solitaria y de cemento gris), la negación de una goma, el aleteo de la cinta de papel, la rigidez y timidez de una madera roja, la visión rota de un sonido viejo, pero sobre todo la voluptuosidad de la distancia y el modo en que esos elementos se relacionan para expresar ese proceso que todavía vincula al arte con la vida cotidiana. Entonces: abstracción, pura forma + la expresión y homenaje a los autores de los que estamos hechos + el peso de los detalles: las cosas que evocan recuerdos: que todavía no son arte, pero que parecen ponernos en la pista del arte y nos incentivan.

Las formas son conjugaciones de elementos, unen pedazos y cuando uno quiere ver en qué consiste su unidad, sólo encuentra que son pedazos y duplicaciones de pedazos y las operaciones que les dan vida son variaciones de operaciones, y las fotos abstracciones, y las abstracciones, relaciones. Pero los elementos que componen las formas no tienen su razón de ser en la forma que acaban constituyendo, sino en la carga afectiva de la que ya vienen investidos. Como si una fuerza esotérica y espiritual los cargara de su historia y los marcara. No se hacen figuras con elementos, sino que se ponen estos objetos de la memoria, del gusto, del cajón, del estilo, de la escena pop a interactuar… para ver qué se hacen los unos a los otros. Los objetos están cargados de una vida que en parte les es propia, en parte pertenece a quien los poseía: efecto de brujería: disposición de formas, sentimientos y efecto de suspensión- acción y detención: no sabemos si alguien rompe el vidrio en medio de un ataque histérico o si la foto -que el vidrio debiera contener- lo rompe por fuerza de su sonido, o de su visión interna. Estos objetos parecen haber sido conductores eléctricos de escenas que los trascienden o que sintetizan. 

La profundidad de las formas está en las fuerzas que contienen, en el aprendizaje que implican: histeria del péndulo que quiere rozar sobre la cuerda plegada, retraimiento y tensión de la maderita ante la cuerda, éxtasis de la piedra en el baño de la cascada (y perspectiva vertiginosa), paz de las aves sobre las cataratas, sutileza e imposición orgánica del auricular, desesperación de las gomas que observan y soportan el cuchicheo de los firuletes de cinta de papel. Tentación de medirlos según la vara de lo que no sucede. Como si estuvieran afectados de una impotencia: jamás el rojo madera y la cuerda se juntarán. Pero si uno cede a la tentación no ve que las cosas, existen y se vinculan de esa manera, gracias a una fricción, efecto a distancia, y que esa interacción, es una forma. Voyeurismo, sometimiento y pudor de la duración que se suspende. Y esa suspensión es su filo y su hábitat glaciar. No porque los objetos estén detenidos estáticamente, de hecho uno puede intuir un movimiento imperceptible que se hace en ellos, así también como las paletas de ping pong disponen en el espacio el paso del tiempo.  

Pablo Antonio









Al llegar a la casa de los pavos reales
te encontrás frente a un portal 
apenas lo cruzas
un tunel de piedra
en cúpula unas columnas enroscadas del mismo material
y un cielo de cristales muy bien coloreados 
nadie imaginaría
que 
atravesando el tunel hiperbarroco romántico 
y elevándonos dos pisos en el espacio espacio tiempo
llegaríamos a un cuarto tan blanco
tan tan blanco
el planeta uterg de gestación genética de la blancura
aunque el blanco no es blanco
el rojo no es blanco
el azul no es blanco
el rojo y el azul y el blanco estan en el blanco
En definitiva siempre se está TODO BIEN CON TODO acá.
Aunque simule ser hermético.
Constructivismo Cordobés Ranchero.
Ese mismo que supera la mentalidad zen porque repito 
ACA ESTÁ TODO BIEN CON TODO. Porque apenas se ha posado 
el hilo blanco azul rojo siempre estará acorde con la belleza. 
Por esa razón todo se revaloriza en 
la cuerda de guitarra que espero durante veinte años que no la toquen para mostrarse en la cúpula de vidrio de la bella durmiente. 

y ya que llegamos al fondo
la punta la línea no están sobre el plano

entonces
estamos en white world y vicente golpea la puerta
nada escapa al tiempo en la realidad 3D sin embargo en 
los genes méxico cordobeses
eso no importa porque ahí también se encuentra el buen vivir 
del festejante por mas formalista que sea.


Natalia Cristófano y Lionel Zanarini